martes, 26 de noviembre de 2019

La bella entre pinceles

Entre suspiros y óleos ella pintaba, nada más existía a su alrededor, concentrada y concentrada su vida pasaba. Su belleza sólo era comparable, con Helena de Troya, inigualable: guerras no causaba, en su lugar, todos la adoraban. Tres hijas la bella tuvo, a cada cuál más diferente, sol, luna y tierra, tenía la bella en mente. Tengo que pintarlas se dijo un día, y las tres, en sus musas se convertirían.
El cuadro casi terminado, menudo espectáculo, pero tres estrellas faltaban, necesarias como el agua.
Una vez las hubo pintado, el cuadro completo estaba, y con solo una mirada, los ojos iluminaba.
Pero la bestia tuvo que venir, a por lo que más amaban, los personajes, que en el cuadro habitaban.

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